sábado, 18 de mayo de 2013

MICROPOLITICA EN LAS ORGANIZACIONES ESCOLARES


TEORIA Y PRÁCTICA DE LA MICROPOLITICA EN LAS ORGANIZACIONES ESCOLARES
TERESA BARDISA RUIZ


LIC. PALOMA EDITH VENTURA VALENZUELA

Para referimos a la micropolitica en las organizaciones escolares es necesario identificar a las escuelas como espacios difíciles de estudiar por sus diversos factores: la estructura, totalidad e integridad de ellas; Además, las escuelas, como organizaciones, no pueden ser consideradas independientes del entorno. Y no es posible analizarlas sencillamente en términos de su adaptación a ese entorno.
En el contexto de la sociología weberiana, Bacharach y Mundell definen la micropolítica como la confluencia de diferentes lógicas de acción dentro de la organización; la forma en que los grupos de interés del entorno tratan de imponer sus lógicas de acción en la organización.

El modelo político en las instituciones educativas recibe cada día mayor reconocimiento por parte de teóricos y prácticos. Para reconocer y comprender la dimensión política de las instituciones escolares es necesario relacionar dos enfoques que generalmente se presentan disociados:
El enfoque interno: persigue estudiar y analizar las escuelas como sistemas de actividad política —en cuyo caso estaríamos hablando de micropolíticaeducativa—,

El enfoque estructural: presenta a la escuela como un aparato del Estado, responsable sobre todo de la producción y reproducción ideológica. Esta visión macropolítica de la escuela es necesaria, a su vez, para comprender su relación con el sistema económico, la justificación del currículo «oficial», el juego de intereses políticos e ideológicos que existen en la sociedad y en el sistema político en torno a la educación y a sus instituciones.

Es necesaria la superposición de ambos enfoques para lograr un conocimiento más aproximado de la realidad.

La imagen política de la escuela se centra en los intereses en conflicto entre los miembros de la organización. Estos, para lograr «sus» intereses, emplean diferentes estrategias, como, por ejemplo, la creación de alianzas y coaliciones, el regateo y el compromiso para la acción. La identificación de las estrategias y la selección de las más adecuadas para cada situación conflictiva requieren diversas habilidades en los actores.

Considerar a la escuela como un sistema político nos permite entenderla como una institución menos racional y burocrática de lo que tradicionalmente se ha creído que era.

La política organizativa surge cuando la gente piensa y actúa de modo diferente (Morgan, 1986:148). Por eso, reconocer a sus miembros como agentes políticos supone aceptar la complejidad y la incertidumbre en la vida escolar, y el empleo por parte de sus actores de diversas estrategias de lucha para poder alcanzar sus fines particulares o grupales. En la escuela se desarrollan, por una parte, dinámicas micropolíticas (repartos de poder, conflictos, negociaciones, coaliciones), y, por otra, dinámicas políticas, porque «la escuela desempeña, a través de sus prácticas y relaciones, un papel ideológico dentro del contexto sociocultural en el que está inmersa» (González, 1990:39).

La micropolítica de las escuelas ha recibido poca atención de teóricos e investigadores. Es un tema tabú en los debates serios, mientras que lo es de cotilleo en los encuentros informales, en los que se habla de «juego político», de «agendas ocultas», de «mafias organizativas» y de «maquiavelismo». Son temas que se abordan en la sala de profesores, en la cafetería y en los pasillos de la escuela, y, raramente, en un contexto más académico que propicie un análisis riguroso. Ello hace que se sepa poco de ese lado de la organización, que permanece oscuro.

Por otra parte, tal como ocurre en otros ámbitos de las teorías organizativas, la micropolítica no tiene bien establecido su campo de estudio. No existe una clara distinción entre el análisis de las organizaciones, la gestión y la micropolítica, y es objeto de estudio de una variedad de disciplinas: educación, psicología, antropología, sociología, economía, política... Quizás esta misma dispersión, esta variedad de enfoques desde los que se mira la vida cotidiana de las escuelas, ha impedido que emerja un enfoque interdisciplinar.

La perspectiva micropolítica plantea que el orden en las escuelas está siendo siempre negociado políticamente, y que por debajo de esa negociación hay una lógica interna (Bacharach y Mundell, 1993:427; Larson, 1997:315). El análisis micropolítico pone el acento en la dimensión política de la escuela, caracterizada en su interior por la presencia de intereses diferentes, por el intercambio, la influencia y el poder. Cada parte en la lucha intenta establecer la unanimidad alrededor de un sistema concreto de significado o lógica de acción. Para conocer la política educativa es primordial reconocer que las instituciones escolares son campos de lucha, que los conflictos que se producen son vistos como algo natural y no patológico, y que sirven para promover el cambio institucional, lo cual no significa que las escuelas presenten una situación de conflicto permanente.
EL PODER EN LA ESCUELA:
La autora nos menciona como en la escuela se identifican varios tipos de poder, el principal y legítimamente reconocido, el ejercido por el director, que podría considerarse el de mayor jerarquía y del cual se derivan los otros.
Sin embargo también nos menciona como surgen como contrapeso los grupos, generando que los centros educativos se conviertan en escenarios de lucha donde se muestran las relaciones de poder entre los diferentes actores.

Asi pues, se identifica a los directores como mediadores entre administradores y sociedad. Están en medio de la jerarquía organizativa y en medio del entorno político. Por eso, indica Goldring (1993:95), el concepto de gestor intermedio resulta particularmente útil para investigar las relaciones tripartitas entre directores, administradores de nivel superior y padres. Igualmente válido sería para el análisis micropolítico, desde nuestro punto de vista, añadir otros actores de la comunidad escolar, ya sean profesores, alumnos u otros grupos sociales. En cualquier caso, estas relaciones pueden ser complejas por las diferentes conductas esperadas por cada grupo, y aún dentro de ellas, y por las expectativas que tales conductas crean.

El director, como símbolo colaborativo, es uno de los elementos clave para formar y reformar; el peligro estriba en la manipulación y en la pasividad de los profesores aceptando la propia visión del director.
La autora enuncia la difícil tarea de adaptarse y acoplarse dentro del entorno escolar por parte de todos los actores, pues es un espacio vasto donde los intereses particulares se imponen a los generales.
Así también, aborda el tema del individualismo por parte de cada uno de los profesores, que en ocasiones de manera egoísta busca resaltar pero sin dar oportunidad a otros de trascender de igual manera, sino que busca el beneficio personal.

Lo mismo ocurre entre los alumnos, que a su vez, al verse inmiscuidos en un ambiente egoísta e individualista, buscan también los propios beneficios y en ocasiones olvidan la importancia de ser parte del todo que contribuirá a la mejora de la institución.

En conclusión, podría yo decir que la política, podemos encontrarla en todos lados. Por lo tanto, quien se auto declare “apolítico” erróneamente estará tratando de excluirse de la sociedad pues es un aspecto indisoluble sociedad y la vida política y sus ires y venires.




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